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Para iniciar, es importante mencionar que se denomina cuidador a la persona que tiene un vínculo de
parentesco o cercanía y asume la responsabilidad de cuidado de un ser querido que vive con alguna
enfermedad crónica o una discapacidad. Esta persona también se encarga de tomar decisiones y apoyar
la realización de las actividades de la vida diaria que la persona cuidada no son capaces de
realizar por sí mismas.
Además, se caracteriza por no tener una formación específica en dicho ámbito, no recibir una
remuneración económica por el trabajo realizado y no tener un horario estipulado, dedicando gran
parte de su tiempo a la tarea del cuidado. Sin duda, en la gran mayoría de los casos, son las mamás
quienes asumen este importante rol.
Dentro de las características de este rol de cuidador se tiene:
Al hacer una búsqueda respecto a las cifras sobre cuidadores o en relación con el síndrome de carga
del cuidador, se evidencia una escasez de contenido en el contexto colombiano; razón por la cual
hablaremos de la población de discapacidad en Colombia, entendiendo que estas personas requieren de
una persona que los cuide para satisfacer sus necesidades y promover su bienestar.
Según el Ministerio de Salud, en Colombia hay 1,3 millones de personas en condición de discapacidad,
lo que corresponde a un 2,6% de la población total. Las personas en condición de discapacidad se
ubican principalmente en Bogotá (18,3%), Antioquia (13,8%), Huila (5,1%), Santander (4,7%) y Cali
(4,2%). De este total, el 15% corresponde a población juvenil y el 8% a población infantil.
En población infantil, los diagnósticos más frecuentes en población con discapacidad son:
Es en este público donde las mamás juegan el papel más importante, son ellas las que velan incondicionalmente para que los niños puedan tener los cuidados necesarios y una mejor calidad de vida.
Las personas que asumen ese rol de cuidador pueden verse afectados por una serie de síntomas que dan
lugar al síndrome de carga del cuidador o del cuidador quemado, entendiéndose como la condición que
se manifiesta en cuidadores profesionales o familiares quienes se encargan de suplir las necesidades
de algún familiar o persona cercana incapaz de hacerlo por sus propios medios;
Entre los síntomas principales están:
Este síndrome se adquiere situacionalmente, es por esto que tiene dependencia de situaciones
externas y/o del ambiente y no internas.
La carga es la valoración o interpretación que hace el cuidador ante unos estresores derivados del
cuidado que incluyen tres factores:
El impacto del cuidado
Hace referencia a los efectos que le ocasiona el cuidar a la persona con alguna enfermedad o
discapacidad.
El factor interpersonal
Hace alusión a las dinámicas que surgen en la relación del cuidador con la persona cuidada.
Expectativas de autoeficacia
Reflejan las creencias del cuidador sobre su capacidad para cuidar a su familiar.
Debido a las tareas y responsabilidades que este rol conlleva, el cuidador tiende a manifestar
ciertos síntomas de agotamiento mental y sentimientos de ansiedad frente al cuidado de la persona
cuidada. Se habla entonces de eventos puntuales (estresores) que impactan en la aparición de la
sensación de carga, entre los cuales están:
Estresores primarios
Provienen directamente del enfermo y de los cuidados que requieren, como por ejemplo:
Estresores secundarios
Incluyen las percepciones que hace el cuidador sobre sus capacidades y recursos de responder frente
a
las demandas del día a día.
Este síndrome también se caracteriza por la presencia de síntomas específicos como:
Por consiguiente, se vuelve relevante dar al cuidador herramientas que le permitan aumentar sus
habilidades, favoreciendo la capacidad de afrontamiento de manera tal que pueda satisfacer las
necesidades de la persona atendida, responder a las problemáticas familiares, mantener su propia
salud y fomentar la buena relación entre el cuidador y la persona que cuida.
Así pues, es importante que el cuidador conozca los servicios de salud ofrecidos para este tipo de
población: medicamentos permanentes (39%), fisioterapia (22,5%), terapia ocupacional (16%),
psicología (13,8%) y fonoaudiología (12,8%). Como cuidador y núcleo familiar es relevante que se
conozcan estos servicios ya que son un apoyo vital para el mejoramiento de la calidad de vida de la
persona cuidada, y también un apoyo importante para el cuidador en su quehacer.
Se han logrado identificar intervenciones y tratamientos que favorecen el bienestar del cuidador
para mejorar su calidad de vida y brindar mejores estrategias en su rol, entre las que se destacan:
En conclusión, para este rol se requiere que el cuidador cuente con disponibilidad de tiempo, sepa escuchar y tenga el valor, conocimiento y la paciencia para cuidar. Lo anterior se logra a través de una capacitación mínima que le permita reconocerse como cuidador en todos los aspectos de la vida y aceptar ser cuidador con lo que esto conlleva.
Autores:
Laura Vanesa Arce Murillo. Psicóloga de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia.
Pedro Jose Velázquez. Psicólogo y Especialista en Neuropsicología Infantil de la Pontificia
Universidad Javeriana Cali, Colombia.
Referencias
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